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EL MODO DE ACTUAR CONTRA LA FILOSOFÍA BAJO EL NEOLIBERALISMO : SUSTITUIRLA O ELIMINARLA

EL MODO  DE ACTUAR CONTRA LA FILOSOFÍA BAJO EL NEOLIBERALISMO : SUSTITUIRLA O ELIMINARLA

En junio de 2007, escribía en esta bitácora (blog) un breve comentario titulado «¿ por qué desaparece la Filosofía en el Nuevo Orden de la Globalización Neoliberal ? »

http://asincro.blogspot.com/2007/06/por-qu-desaparece-la-filosofa-en-el.html

 

En el año que ha pasado es interesante continuarlo a partir de donde lo habíamos dejado. Hay razones concretas, prácticas, para proseguir esa idea que planteábamos acerca de la utilidad, ideológica y política, de la desaparición - y/o sustitución por sucedáneos diversos - de la Filosofía para el sistema político y económico conocido como neoliberalismo, y por qué no: globalización neoliberal

 

Ya Gustavo Bueno había sugerido de un modo más o menos directo algo semejante a la idea que yo exponía en 2007 aquí, de modo muy sucinto.

Considero fundamental leer algunos textos de Bueno, porque en ellos encontramos algunas cuestiones que hoy siguen presentes de cierto modo, tras la caída del marxismo junto con el comunismo soviético (la entrevista que citamos es de 1979, diez años antes de la célebre Caída del Muro de Berlín)

 

Bueno plantea cómo el marxismo estaba siendo, en tanto una filosofía o concepción del mundo, es atacado por la ideología neoliberal (que actúa como una nebulosa compleja, lo cual no debemos dejar de tener muy presente), aunque él mismo (Bueno) no utilice este concepto directamente, sino uno vinculado, a saber: la sociedad de consumo

 

De los textos me permito destacar en negritas los que considero de utilidad para el planteamiento que hago sobre la utilidad y necesidad de la eliminación y/o sustitución de la Filosofía por diversos sucedáneos, en el modelo de la sociedad política dominada por el neoliberalismo 

 

CITAS TOMADAS DE LA ENTREVISTA A G BUENO QUE PUBLICA LA FUNDACIÓN GUSTAVO BUENO EN SU PÁGINA WEB

 

http://www.fgbueno.es/hem/1979g07.htm

 

En Lucha Organo del Comité Central de la
Organización Revolucionaria de Trabajadores

Reportajes / páginas 8 y 9

Año X, número 252

 

 

Primera cita textual a partir de la entrevista

 

G.B. Para referirme a la cuestión principal relacionada con la temática de estas preguntas: nuestros intereses principales de momento se orientan hacia el esclarecimiento y la formulación de problemas que se suscitan en torno a las llamadas ciencias humanas, considerado como «tema de nuestro tiempo». En el momento en que millares de personas se dirigen a las universidades para estudiar ciencias psicológicas, ciencias económicas, ciencias jurídicas, ciencias de la información (produce vértigo el advertir la utilización de estas expresiones de un modo rutinario), y en el momento en que estas disciplinas pretenden alcanzar o han alcanzado ya una enorme influencia social y profesional en los últimos años (basta pensar en los ejércitos de psicólogos, de los cuales vamos a disponer muy pronto –en cuanto se les dote de puestos estatales de trabajo– para que cuiden de la salud espiritual, de la orientación psíquica de niños y adultos), es preciso instituir una crítica rigurosa, sistemática, de estas disciplinas, precisamente para desenmascarar todo aquello que no es científico y que se presenta como tal, precisamente en situaciones prácticas. Los problemas que planteamos en torno a la estructura gnoseológica de las ciencias humanas son, sobre todo, problemas inspirados a propósito de la cuestión de las relaciones entre la ciencia y la política –en torno al problema de si es posible hablar con un mínimo sentido, de una dirección científica de nuestro destino político– el tema platónico y marxista de la teoría y la praxis.

 

SEGUNDA CITA TEXTUAL

 

G.B.«Marxismo» significa pues hoy cosas muy distintas, pero no desvinculadas, sino vinculadas, aunque sea por su mutua irreconcibialidad. De esta constatación sacaría (para expresar de algún modo la opinión que se me pide) la conclusión siguiente: que por mi parte considero, en el estado actual del vocabulario, casi carente de sentido hablar de marxismo en abstracto, y que es imprescindible, en cada caso, establecer coordenadas, aclarar polémicamente cada situación, dar referencias y parámetros lo más precisos posibles. Porque, en algún sentido, todos somos hoy marxistas (influidos significativamente por la obra de Marx) –todos, incluso Rostow o Harris–. En el PCE se mantiene el marxismo, una vez «puesto entre paréntesis» el leninismo; en el PSOE está al parecer pendiente la reflexión sobre el carácter marxista del partido. Yo deseo que en las discusiones no se dé nada por sobreentendido, que se procure precisar, afirmar y negar, porque, aún así, todavía quedarán muchas más cosas sobreentendidas que entendidas con mínima claridad. Por mi parte, de esta situación, saco una consecuencia evidente: es imposible hablar de marxismo al margen de la disciplina filosófica –diría más: es ridículo. El marxismo no es una ciencia (una ciencia categorial) o una experiencia que alguien pueda considerar como suya propia. Es otra cosa, algo mucho más próximo precisamente a lo que, tradicionalmente, en nuestra cultura, se llama una filosofía, una concepción del mundo. Tratar de positivizar al marxismo me parece uno de los peligros más grandes, desde el punto de vista político, una de las ingenuidades ligadas a la tecnocracia y al economicismo más reaccionarios. Pero al decir que el marxismo no es una ciencia, no quiero insinuar la alternativa: «entonces es una religión, un mito, una ideología.» Esta alternativa es indocta, nada más. Entre la ciencia y el delirio mítico (o la evidencia práctica, que se le parece mucho) aparece siempre en nuestra cultura la «razón filosófica». Quienes dicen hoy que la filosofía está muerta lo dicen de un modo irresponsable y además gratuito: no saben lo que dicen, porque si lo supieran, sencillamente se callarían.

 

 

TERCERA CITA TOMADA DE LA MISMA ENTREVISTA

 

E.L.: Por último, profesor, ¿es hoy posible la revolución desde postulados marxistas leninistas?

G.B.: Creo que el problema de si la revolución inspirada en postulados marxistas leninistas es una posibilidad abierta en nuestro tiempo depende de que se puedan determinar las coordenadas de éste «hoy». Desde luego me parece que este hoy, que sin duda nadie se atrevería a entender en la escala de los días, tampoco puede concretarse en un año, ni siquiera en una década. El desarrollo de las curvas de los grandes procesos demográficos, energéticos, culturales, políticos, en los que estamos envueltos, permite acaso prever el desencadenamiento de gigantescas convulsiones sociales antes del fin del siglo. Y en esta coyuntura acaso sólo un planteamiento marxista leninista –debidamente adaptado a las circunstancias– podría salvarnos de terribles desastres y en particular de formas insospechadas de salvajismo, de imprevisión o de necedad, la necedad, la imprevisión y el salvajismo que se prefiguran en los actos terroristas de las semanas que corren. Pero la preparación y, en especial, la preparación ideológica, debe comenzar hoy mismo. Es preciso entre otras cosas triturar la mitología política que es hoy más frondosa que hace veinte años. El racismo, por ejemplo, me parece uno de los peligros más alarmantes, y sería preciso abrir bien los ojos para poder calibrar cuanto de racismo (ojalá que sólo fuera vano narcisismo) hay en estos movimientos, tan violentos como cursis, que hoy denominamos (con fórmulas necias, sorprendentemente metafísicas, es decir, que parecen sacadas de un libro de metafísica escolástica), «regreso a las fuentes» (al euskera, como idioma primitivo; al bable, como expresión de un pueblo colonizado que busca sus raíces celtas), «búsqueda de la propia identidad», y «realizarme a mí mismo de un modo no alienado». Permítaseme decir que esto es posible en España fundamentalmente por la ausencia de una disciplina filosófica rigurosa en el bachillerato. Así como la disciplina matemática no permite decir a un español medio que dos y dos son cinco, así una disciplina filosófica impediría que alguien diga y defienda como una opinión más entre las posibles opiniones democráticas que su objetivo es buscar su propia identidad o que quiere realizarse.

 

Las mencionadas circunstancias que Bueno veía venir en 1979, las leyes, LOGSE y la actual LOE se han encargado de AFIANZARLAS. No es en absoluto gratuito el hecho de que, como sabemos, el Gobierno socialdemócrata y que desechaba el marxismo hace pocos años relativamente, buscara sin dudarlo un ápice, ELIMINAR del sistema educativo español, en bachillerato y secundaria, las materias filosóficas que aún la LOGSE había mantenido, aunque ya debilitadas de diversos modos. De hecho si se mantiene algo de ellas

(bastante poco ciertamente) es gracias a las luchas de algunos profesores y estudiantes de Filosofía antes de 2006 cuando en el verano , se aprobaba la LOE, para dejar algo llamado Etica y Ciudadanía

(democrática); Filosofía y Ciudadanía (democrática) y la Historia de la Filosofía. En cuanto a la materia optativa de bachillerato antes conocida como Ciencia ,Tecnología y Sociedad (CTS) ha sido asignada directamente a los profesores de alguno de los departamentos de Ciencias (naturales),ahí sí sin más disimulos el Ministerio se aprovechó para quitar a los filósofos dicha materia, digámoslo claro: a traición y con la vileza que les está dando el sello histórico últimamente

En otros Estados de la Unión Europea habría que analizar los parámetros que influyen en la situación, pero al menos en dos me consta que la Filosofía prácticamente está sólo en la Historia de la Filosofía

Y son Alemania y Suecia. Noruega algo semejante. La Filosofía no es útil o necesaria, al parecer, para las sociedades de estas democracias de ciudadanos consumidores. Se analizan los problemas, pero con herramientas de otras ciencias sociales. Sin entrar en las cuestiones que Bueno, recordando lo que Platón y Marx buscaban, aportaría un sistema filosófico académico, dialéctico: conocer con claridad la conexión entre praxis política y enseñanza y utilización política de las ciencias. Para esto es imprescindible la Filosofía. No, desde luego entendida como saber absoluto, metafísico, sino como Platón y Marx la entendieron y la practicaron

 

 

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