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Muestra de la utilidad de la Filosofía en el sistema educativo. El caso español

critica filosofica
En el diario español La Nueva España , de la capital asturiana, Oviedo, publicaba una noticia muy interesante en la que se puede ver que la filosofía y el estudio de las distintas asignaturas relacionadas con la misma:ética filosófica, historia de la filosofíano o introducción a la filosofía crítica,no sólo no perjudica a nadie, sino que puede ayudar a forjar ciudadanos muy necesarios para el mejor funcionamiento de la propia sociedad política.Ciudadanos con un sistema organizado para pensar y plantear los problemas, para aportar desde ello, soluciones viables a los mismos, en suma, para forjar mejores ciudades y países donde la vida tenga realmente sentido.
Me permito poner a su consideración el citado artículo:
Genios olímpicos en el deporte de filosofar

Fuente: La Nueva España
www.lne.es

César del Carre Patallo (18 años) acaba de ganar su primera Olimpiada regional de filosofía. Terminó el Bachillerato en el Instituto Ramón Areces de Grado y ahora espera estudiar una ingeniería, algo que contrasta con su gran afición: la filosofía: «Me gusta tener imaginación, la mente muy abierta y no centrarme sólo en una cosa, sino ponerlo todo en duda». Su trabajo consistió en analizar las diferentes posiciones culturales a lo largo de la historia: etnocentrismo, relativismo y multiculturalismo. El etnocentrismo consiste en pensar que la cultura propia es la mejor. Para César, no tiene validez: «No se sostiene en pie». En cuanto al relativismo, considera que no es válido calificar una cultura mejor que otra; y el multiculturalismo, «sólo consiste en vivir, pero no en convivir». La conclusión de su estudio es «llegar a un interculturalismo. Convivir, más que vivir».
¿Qué modelo cultural predomina en la España de ahora? Para César, el multiculturalismo: «Vivimos juntos pero sin intercambio de ideas, de valores y de nada». Aun así, matiza que los europeos «sí abogan por una convivencia porque no sostienen que la suya es mejor».
A pesar de su juventud, César tiene opiniones fundadas sobre la salud de la filosofía: «Siempre va a tener futuro. Aunque no se imparta, estará ahí. Creo que se mueve por modas. Antes se valoraba y ahora se pone en duda su importancia; la filosofía es parte de la persona».
«El fin del hombre es la felicidad», subraya este joven admirador de Platón y de Gustavo Bueno. Del primero afirma: «Es un autor que te hace reflexionar y, en gran medida, tiene razón, pero, cada filósofo tiene alguna tesis de la que puedes extraer algo. Nunca puedes tomarte al pie de la letra sus discursos, porque de lo contrario no obtienes nada». ¿Y qué le atrae de Gustavo Bueno? «Me gusta porque siempre va en contra de todo lo que es aceptado de forma general; Bueno va a contracorriente».

Gijón, E. MONTES MIGUEL
La corte de Alfonso X el Sabio fue el punto de partida. El detonante, un reportaje de «National Geographic» que profundizaba en la figura del rey de Castilla impulsor de la síntesis de culturas. Raúl García no dudó en apropiarse del espíritu que imbuía al monarca medieval para escribir «Judíos, moros y cristianos en España. ¿Cómo fue su convivencia?», un trabajo que le ha valido el segundo premio de las Olimpiadas.
Este alumno del Corazón de María invertirá los 500 euros de su premio en pagar las tasas de matrícula de su carrera vocacional: Medicina. Estudiante aventajado y matrícula de honor del Bachillerato de Ciencias de la Salud, Calvo dedicó un mes y medio de su tiempo a recopilar información sobre la vida entre los siglos IX y XIV y tres semanas para redactar un trabajo que desmontó su visión armónica de una España pretérita y multicultural: «Creemos que la convivencia fue pacífica y no fue así. Era mas un "vive y dejar vivir" que una interrelación entre culturas porque los judíos tenían sus propios barrios y los musulmanes estaban excluidos».
La Historia se repite y este joven de 18 años no encuentra descabellado aplicar las conclusiones que arrojan acontecimientos de hace ocho siglos a la actualidad «Aún nos cerramos a oír a otras culturas. La mejor fórmula no es la coexistencia sino intentar, sin perder la identidad cultural propia, conocer tradiciones que beneficien a la nuestra». Aun así, mantiene su ilusión en un futuro sin ingenuidades. Sabe que dinero manda: «Deberíamos haber dedicado más esfuerzos a intentar entendernos que a matarnos porque detrás de los motivos religiosos están los económicos». Lo sabe porque, gracias a su trabajo, pudo intuir que tras la expulsión de los judíos de la Península pesaban las millonarias deudas que los monarcas europeos habían contraído con los banqueros judíos, algo no muy diferente con lo que pasa hoy con las guerras del petróleo.

Langreo, J. E. M.
¿Cómo serían las relaciones si los hombres se dedicaran a ser sólo eso, seres humanos, en lugar de católicos, judíos, musulmanes, españoles, franceses, chinos, palestinos o israelíes? Planteando una reflexión parecida, con trasfondo mafaldeño, liquidó Marina Noriega su trabajo «¿Una convivencia imposible?», que mereció el tercer premio de la IV Olimpiada de filosofía.
El conflicto palestino sirvió a la langreana Marina Noriega para abordar la cuestión planteada a los alumnos sobre la convivencia de culturas. «Comencé planteando el problema de los colonialismos en general para después pasar a centrarme en la evolución histórica de los territorios de Palestina e Israel, y analizar más tarde las dos posturas oficiales». Tras esta primera parte dividida en tres fases de carácter más bien documental y divulgativo, la brillante estudiante del Instituto Santa Bárbara de La Felguera, acudió al sistema del diálogo, clave en Filosofía desde la Atenas de Platón hasta la España de Savater o José Antonio Marina, para plantear a través de dos chicas que comparten piso, una palestina y otra israelí, que es posible la convivencia si se es capaz de superar las diferencias intentando hacer tabla rasa de las diferencias y los reproches. «No gana ni pierde nadie, nadie tiene razón, todos tienen derecho a estar allí y a convivir como seres humanos por encima de las diferencias de raza, religión o política», explica.
La Filosofía es sólo una asignatura más para Marina. «A esta chica se le da bien todo», contestan en su instituto cuando se pregunta por ella. Con una nota media de diez en el Bachiller, Marina habla cinco idiomas (inglés, francés, alemán e italiano, además del español y el asturiano, en el que escribe cuentos). Quiere estudiar Traducción e Interpretación y asegura que, como a cualquier chica de su edad, le gusta salir. También canta en un coro. Para explicar cómo es capaz de avanzar en tantos frentes acude también a la Filosofía: «Método».

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